lunes, 22 de marzo de 2010

El Monstruo

Al cabo de los años se van acumulando en nuestro corazón todos los sentimientos de la vida. En mi caso y como ya no caben, se han ido esparciendo por el resto del cuerpo. Todos los resentimientos, rencores, desplantes, desprecios, ingratitudes, abandonos, humillaciones y demás, han formado una pelota que tras irse hinchando poco a poco, empieza de repente a doler. Desde abajo endurece mi vagina hasta hacerla de fría piedra, aprieta mi estómago impidiéndome comer y quema mi garganta impidiéndome gritar.
Y cuando llega la noche y cierro por fin la puerta de mi soledad, todo ese monstruo que tan intrínsecamente forma parte de mí, se siente libre, empieza por sacar sus tentáculos negros desde mi llanto y me va abrazando hasta dejarme atrapada y atada en su densidad. Después me lleva a la cama y me hunde en su abismo impidiéndome dormir, y ahí nos quedamos dando vueltas y más vueltas intentando yo liberarme de su fuerza incontestable...

"La tarea del poeta es no negar el dolor": Ingeborg Bachmann.